Si buscas renovación espiritual, mejorar tu salud, así como tener el enfoque y la visión necesarios para interceder por tu iglesia o ministerio, el ayuno puede ayudarte. Dios derramará su Santo Espíritu y te capacitará para enfocarte en tu objetivo.
Dios nos ha dejado el ayuno como instrumento para romper adicciones (al azúcar, por ejemplo), aunque el propósito esencial es espiritual y para dominar la carne. Es por ello que los cambios que debemos hacer en nuestra alimentación, aunque parezcan difíciles, van quedando en un segundo plano cuando recibimos los beneficios para nuestra alma y espíritu, acercándonos más a Dios, para conocer más de Jesucristo y experimentar el poder del Espiritu Santo obrando en nuestro interior!
El verdadero crecimiento comienza cuando nos negamos a nosotros mismos. La combinación de ayuno, oración, y lectura de la Biblia, contribuirá para que tengamos una vida más saludable.
El ayuno sirve, en el plano físico, para eliminar toxinas del cuerpo, cuando reducimos el consumo de comida chatarra o procesada. Es como poner todo a cero y comenzar la transformación del cuerpo, el alma y el espíritu.
Dispongámonos a buscar la intención del ayuno con un corazón correcto delante del Señor y llevarlo a cabo cuando estemos seguros de que lo vamos a comenzar y terminar. El ayuno se hace con el único motivo de mostrarle a Dios humildad, dominio propio, obediencia y agradecimiento.
Ayunar es una forma de adorar, porque estamos diciéndole a Dios que deseamos cuidar el templo del Espiritu Santo, nuestro cuerpo, alma y espíritu, para honrarle y darle gloria solamente a Él.
¿Qué es el Ayuno de Daniel?
Daniel 1:11 al 16, nos dice
"En aquellos días yo, Daniel, estuve afligido por espacio de tres semanas.
No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas."
Y en el capítulo 10:2-3:
"Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
-Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas.
Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días. Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey.
Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres."
Y en el capítulo 10:2-3:
Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres."
Con base en estos dos relatos bíblicos, da inicio lo que ahora conocemos como el Ayuno de Daniel, en el cual disponemos nuestra mente, cuerpo y corazón para dedicar tiempo para Dios, absteniéndonos de ciertos alimentos.
Recomendamos no hacer ningún cambio drástico de alimentación sin el consejo del médico.
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